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El psicópata, un desafio moderno a la justicia (página 2)




Enviado por salvatore mauricio



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Otras estructuras cerebrales relacionadas
con la conducta agresiva en los animales son el tálamo, el bulbo olfatorio,
el órgano vomeronasal y la corteza cerebral . Diversos núcleos
talámicos pueden ejercer efectos facilitadores o inhibidores de las distintas
conductas agresivas, ya que la estimulación de los núcleos dorsomedial
y paraventricular del tálamo provoca agresión, mientras que la
lesión del tálamo ventral la inhibe. La extirpación del
bulbo olfatorio en ratones elimina la agresión entre machos, posiblemente
debido a la reducción de los olores. Asimismo, los estudios con hembras
señalan la

importancia del órgano vomeronasal
para la agresión durante la lactancia. El córtex cerebral controla
la conducta agresiva tanto de los sistemas sensoriomotores necesarios para su
expresión como mediante su función inhibidora.

El objetivo central de este trabajo consiste
en analizar y recopilar, de forma resumida, información proveniente de
muy diversas fuentes sobre el controvertido tema de de la violencia humana y
relacionar centros multivinculados en otras patologias como en personalidades
psicopaticas.

neuroimagen y agresión un desafio
.Los estudios de estimulación cerebral indicaron que las principales
áreas cerebrales que facilitan la agresión son la amígdala
,
el hipocampo y diversas estructuras tegmentales, mientras que las supresoras
son el tabique, la zona ventromedial de los lóbulos frontales (LF) y
el área central de los lóbulos temporales. Otras investigaciones
llevadas a cabo en primates resaltaron el papel facilitador del hipotálamo.

Las lesiones estereotácticas de la
amígdala, centradas fundamentalmente en el núcleo basolateral
, parecen tener mayor efectividad para reducir la agresión y menores
efectos colaterales (aunque pueden ser graves).

Es la lesión más utilizada para
disminuir o inhibir la conducta excesivamente agresiva en seres humanos, aunque
estos efectos no se han producido en la totalidad de los estudios. Además,
tanto la amigdalectomía como la hipocampectomía disminuyen la
agresividad en pacientes epilépticos de gravedad .

La cingulectomía reduce la intensidad
y duración de los ataques de ira, agitación y ansiedad y produce
un incremento de la docilidad tanto en los primates como en los seres humanos.
Las lesiones en el hipotálamo disminuyen la agresión en personas
con conductas violentas incorregibles, aunque esta intervención es peligrosa
y poco recomendable por la implicación de esta estructura en la regulación
de funciones básicasaltamente agresivas tras lesionar los núcleos
intralaminares y dorsomediales del tálamo . La lobotomía temporal
bilateral (con extirpación de la amígdala) produce el síndrome
de Klüver y Bucy, caracterizado por disminución de la agresividad,
hipersexualidad, bulimia, amnesia, falta de emocionalidad, alteración
de la personalidad, deterioro de la conducta social y "ceguera psíquica".
Lesiones en el córtex orbitofrontal y en las regiones prefrontales adyacentes
producen alteraciones caracterizadas por impulsividad y agresión . En
este sentido, el síndrome del LF consiste en un patrón de cambios
conductuales que incluye falta de conciencia de las consecuencias de la propia
conducta, pérdida de habilidades sociales, impulsividad, distracción,
frivolidad, indiferencia emocional, incremento de la hostilidad y la agresividad
y falta de control de los impulsos.

Además, los datos procedentes del análisis
de pacientes con tumores cerebrales han indicado que aquellos que se acompañan
de comportamientos agresivos y de incrementos de la irritabilidad y la hostilidad
se localizan principalmente en los LT y en el LF, en la circunvolución
cingular y en el hipotálamo.

Por otro lado, diversos estudios revelaron
que alrededor del 50% de los sujetos detenidos por delitos violentos y de los
homicidas encarcelados presentaban electroencefalogramas (EEG) anómalos.
Las anomalías no llegaban a representar, generalmente, una franja epiléptica,
afectaban con elevada frecuencia al LT y consistían en un enlentecimiento
del EEG -el nivel de violencia se correlacionaba positivamente con la actividad
de las ondas lentas , y negativamente con la actividad -. Se han atribuido diversas
posibles causas a este enlentecimiento, como son un retraso en la maduración,
daños cerebrales o una activación disminuida . Según Raine
, los patrones irregulares de sueño podrían ser habituales en
los criminales y afectarían notablemente a las ondas electroencefalográficas.
Aunque esta posibilidad se ha analizado poco en los estudios sobre la agresión
, recientemente se ha descrito un mayor número de despertares y un sueño
menos eficiente en sujetos antisociales con trastorno de personalidad límite
.

En 1970, Mark y Ervin sugirieron en su polémico
libro Violence and the brain , que algunas formas de violencia humana intensa
tienen su origen en trastornos derivados de ataques epilépticos del LT.
Señalaron que un elevado porcentaje de criminales agresivos mostraban
EEG anómalos, indicativos de un daño en el LT que podía
provocar un trastorno que denominaron "síndrome de descontrol episódico".
Éste consistía en la presentación de episodios paroxísticos
de conducta violenta difusa, dirigida contra personas u objetos del entorno,
que duran desde minutos hasta horas, que aparecen de forma impredecible y que
van seguidos de fatiga y somnolencia junto a estados amnésicos. Se sugirió
que existiría una base orgánica que explicaría dicho trastorno,
ya que en un estudio de exploración neuropsicológica de cerca
de 300 sujetos se observaron anomalías en la tomografía axial
computarizada (TAC), como asimetrías de los ventrículos laterales
o zonas de atrofia cortical.

En los últimos años se ha señalado
que los pacientes con síndrome de descontrol episódico presentan
una ejecución similar en diversos test de evaluación del funcionamiento
del LF que los pacientes con lesiones en el córtex prefrontal (CPF) orbitomedial,
y se han señalado diversos factores que modulan la relación entre
la epilepsia y la violencia .

Otros datos provienen de la epidemiología
de algunas enfermedades infecciosas que cursan con un incremento de la agresión

. Por ejemplo, el virus de la rabia provoca
lesiones en el sistema límbico, fundamentalmente en los LT, y genera
comportamientos violentos que se caracterizan por irritabilidad extrema, incrementos
de la conducta agresiva, hipersexualidad y ataques irracionales. La encefalitis
vírica de von Economo consistió en una epidemia mundial de 1924
con origen infeccioso que producía lesiones en la región anterior
del hipotálamo y en la sustancia gris periacueductal y que cursaba con
pobre control de los impulsos y explosiones de violencia. La encefalitis letárgica
o enfermedad del sueño es una infección generalizada del cerebro
que produce conducta desinhibida, labilidad emocional, reducción del
sentido moral, conducta violenta o impulsiva y automutilación.

El incremento de actos violentos puede acompañar
a alteraciones como diversos trastornos psiquiátricos (esquizofrenia,
trastorno bipolar, etc.), algunos tipos de demencias seniles, traumatismos

cerebrales, el síndrome de Korsakoff
y el síndrome de Lesch-Nyham, entre otras. Respecto a este último,
algunas investigaciones en ratas han puesto de manifiesto que el antagonista
del receptor D1 de la dopamina bloquea el comportamiento de autolesión
inducido por la levodopa, por lo que se ha propuesto como terapia potencial
en pacientes afectados por este síndrome

. Además, el abuso de alcohol y otras
sustancias psicoactivas guardan también estrecha relación con
la hostilidad y el comportamiento agresivo. En un estudio reciente se ha indicado
que los hombres altos en hostilidad mostraron un incremento mayor de la agresión
tras el abuso de alcohol, por lo que se ha enfatizado el papel de las diferencias
individuales .

El desarrollo de las técnicas de neuroimagen
ha hecho posible obtener información adicional sobre la relación
entre el cerebro y la conducta agresiva, ya que permiten medir directamente
las alteraciones funcionales y estructurales que pueden estar relacionadas con
la violencia y con la psicopatía . A grandes rasgos, los estudios de
casos con resonancia magnética (RM), TAC, tomografía por emisión
de positrones (PET) y tomografía computarizada por emisión de
fotón único (SPECT), junto con los datos obtenidos mediante EEG
y pruebas neuropsicológicas,han puesto de manifiesto la existencia de
anomalías estructurales y funcionales en los LT y los LF de diversas
muestras de sujetos violentos .

Estudios con TAC

Aproximadamente en la mitad de los estudios
con TAC no se han encontrado diferencias en las estructuras cerebrales entre
los grupos controles y los experimentales tras utilizar distintas muestras de
sujetos, como pedófilos, atracadores, asesinos, individuos que han cometido
incesto, asaltantes, pacientes con síndrome de descontrol episódico
y exhibicionistas. Sin embargo, cuando han aparecido, apuntan hacia alteraciones
temporales en los agresores sexuales, especialmente en los pedófilos
y en los asaltantes sexuales violentos, pero no en los individuos agresivos
y los asaltantes no sexuales y en los asesinos. A grandes rasgos, estos estudios
no han mostrado anormalidades en el LF de los agresores sexuales, aunque en
un estudio se observaron áreas menores en los LF y los LT de los pedófilos
.

Otra investigación llevada a cabo en
esquizofrénicos -como muestra de sujetos no criminales- puso de manifiesto
la existencia de un agrandamiento de la cisura de Silvio al comparar. los violentos
con los no violentos, lo que indicaría una alteración de la región
frontotemporal en los primeros . En esta misma línea, se ha descrito
un incremento de cambios eléctricos (medidos mediante EEG) y estructurales
(datos aportados por la TAC) en los LT de pacientes psiquiátricos que
puntuaron alto en violencia, en comparación con aquellos de puntuaciones
medias o bajas . Estudios con RMn mediante TAC, RM y EEG, a pacientes psiquiátricos
(hombres y mujeres) afectados por alteración mental orgánica debida
a abuso de alcohol, accidentes cerebrovasculares o traumatismo craneoencefálico.

Se encontró un mayor índice
de lesiones en el LT(lobulo temporal ) anterior inferior del subgrupo de sujetos
que presentaba episodios frecuentes de conducta violenta, y la mayor parte de
las ocasiones

(cuatro de cada cinco) se localizaban en el
hemisferio izquierdo. Los autores concluyeron que la violencia puede ser el
resultado de la pérdida unilateral de tejido en la región amigdalohipocampal

del LT. Aunque este estudio fue válido
por ser el primero en emplear RM para evaluar los daños cerebrales en
las personas violentas, tenía algunas limitaciones, como el hecho de
que la muestra se componía de sujetos con alteraciones mentales graves,
por lo que los resultados se tomaron como preliminares.

En otra investigación se observó
que en seis de los diez pacientes psiquiátricos violentos estudiados
-seis esquizofrénicos y cuatro con trastorno de personalidad, todos hombres-
aparecía una atrofia temporal medial , y en otros dos estudios se han
descrito alteraciones cerebrales morfológicas en las áreas frontotemporales
de asesinos y de agresores sexuales violentos En el año 2000, se realizó
el primer estudio mediante RM para evaluar los déficit cerebrales en
grupos antisociales, concretamente de varones con trastorno de personalidad
antisocial que no se institucionalizaron . En este estudio, la confidencialidad
de los sujetos se mantuvo de forma que no se pudiesen emprender acciones legales
contra ellos, ya que muchos reconocieron haber cometido crímenes. Éstos
eran propensos a la agresión impulsiva y mostraron una reducción
del 11% del volumen total de sustancia gris prefrontal en comparación
con los controles (sujetos sanos sin alteración), del 13,9% en comparación
con el grupo de drogodependientes -de alcohol o que abusan de sustancias como
sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, opiáceos, cocaína,
alucinógenos, etc.-, y del 14% en comparación con el grupo de
pacientes psiquiátricos -formado por esquizofrénicos, pacientes
con trastornos del estado de ánimo, con trastornos de ansiedad y con
otros trastornos de personalidad-.

Estos resultados apoyan la existencia de un
déficit estructural en el trastorno de personalidad antisocial, aunque
hay que considerar que el estudio se llevó a cabo únicamente en
varones y que se

obtuvo un patrón de correlación
entre déficit prefrontales y trastorno de personalidad antisocial, pero
no relaciones causales.

Por otro lado, se ha descrito una asociación
entre la reducción de la sustancia gris neocortical frontal y la agresión
emocional en pacientes con epilepsia del LT . En este sentido, los pacientes
con epilepsia en el LT y episodios de agresividad mostraron una disminución
de la sustancia gris en el LF izquierdo más marcada que los pacientes
con el mismo trastorno pero sin episodios agresivos. Sin embargo, no se han
observado diferencias en el volumen de la amígdala y del hipocampo al
comparar pacientes con epilepsia del LT con o sin episodios de agresividad.

Por ello, se ha argumentado que las funciones
del hemisferio dominante parecen desempeñar un papel más importante
en el desarrollo del síndrome de descontrol episódico, ya que
los pacientes aquejados por este trastorno presentan menores anormalidades focales
derechas y mayores anormalidades bilaterales o izquierdas que los pacientes
con epilepsia del LT pero sin trastorno intermitente explosivo . La relación
entre la lateralización cerebral y la agresión se abordará
en un apartado posterior.

Hasta el año 2001 no había evidencia
empírica sólida sobre la existencia de déficit estructurales
en los psicópatas. Tras estudiar 18 agresores violentos con trastorno
de la personalidad antisocial y alcoholismo, se encontró una correlación
positiva entre puntuaciones altas en la escala de psicopatía y tamaño
reducido del hipocampo de ambos hemisferios cerebrales .

Los autores interpretaron el hallazgo en el
sentido de que la falta de temor o pavor ante el peligro de estos sujetos podría
ser el correlato clínico del mismo. Sin embargo, no utilizaron grupo
control y la muestra era de tamaño reducido.

En resumen, los estudios con RM empiezan a
encontrar diferencias morfológicas en diferentes tipos de agresores.
Muchos de los hallazgos recientes no se han replicado todavía y, aunque
hay grandes diferencias anatómicas, las vías de conexión
concretas o los mecanismos neurobiológicos subyacentes no se han esclarecido
completamente.

Investigaciones con PET y SPECT

Otros datos proceden de técnicas más
actuales de neuroimagen,como son la PET y la SPECT. Mientras que no se han encontrado
diferencias localizadas en el metabolismo de la glucosa en

atacantes sexuales, se ha descrito una disminución
del flujo sanguíneo cerebral regional (FSCr) en el LF de los pacientes
violentos, gran número de delincuentes violentos reincidentes muestran
un menor metabolismo en el córtex temporal izquierdo, y que cuando los
delincuentes muestran poca culpabilidad, arrepentimiento o comprensión
del significado de sus actos, hay también menor actividad en el córtex
frontal izquierdo. Además, la alteración en el LF facilita la
conducta violenta, debido a que causa una incapacidad de comprender conceptos
como "bueno" o "malo" o de entender las consecuencias de
los propios actos, mientras que la alteración temporal produce brotes
aleatorios de rabia y violencia, junto con un bajo control de impulsos, pero
no impide que se retenga el input cortical para entender el significado social
del comportamiento.

Goyer et al han encontrado una correlación
negativa entre la ratio metabólica de la glucosa cerebral regional y
el FSCr prefrontal y la conducta agresiva en 17 pacientes psiquiátricos
con alteraciones de la personalidad, lo que apoya la idea de relación
entre alteración prefrontal y violencia. Estos estudios sugieren que
las regiones orbitofrontal, prefrontal superior y temporoparietal insular izquierda
pueden implicarse en la regulación de la conducta agresiva
. De este
modo, se ha observado mayor actividad serotoninérgica en el CPF orbital
y medial de sujetos controles que en pacientes con personalidad límite
[48].

Tras comparar 40 pacientes psiquiátricos
con historia de agresión con 40 pacientes no agresivos mediante SPECT,
los primeros mostraron una disminución de la actividad en el CPF, un
incremento en los lóbulos frontales anteromediales y en los

En otro estudio llevado a cabo en varones
se observó que los sujetos psicópatas necesitaron mayor FSCr para
las tareas relacionadas con el procesamiento emocional de las palabras que los
controles. Las vías implicadas en el procesamiento léxico incluyeron
regiones frontotemporales, mediales frontales y subcorticales (como el tálamo
y el fascículo arcuado).

En otro estudio se comparó el cerebro
de 22 asesinos en serie (20 hombres y dos mujeres) y 22 sujetos no violentos
mientras realizaban una tarea atencional, que consistía en pulsar un
botón para registrar la aparición del dígito "0"
de entre un conjunto de números y letras . Se observó que los
asesinos se caracterizaban por una alteración prefrontal, ya que la utilización
de glucosa en el CPF y el córtex orbitofrontal era notablemente menor
durante el test. No se encontraron alteraciones en otras regiones del cerebro
-áreas prefrontales más profundas como el área frontal
medial de los ventrículos laterales, zonas frontales posteriores a la
prefrontal y las regiones temporal y parietal-, lo que indica una alteración
específica del área prefrontal.

En una investigación posterior se encontró
una hipoactivación de la región cerebral prefrontal (zonas laterales
y medias), y una hiperactivación de la amígdala derecha, pero
no de la izquierda de 41 asesinos al compararlos con un grupo control . Al reanalizar
los datos , los asesinos se clasificaron en dos grupos: aquellos que habían
realizado una planificación del asesinato y aquellos que asesinaron de
forma impulsiva y emocional.

En comparación con los controles, únicamente
los asesinos impulsivos mostraron disminuciones del metabolismo del CPF lateral.
Además, mostraron mayor ratio metabólica en el hipocampo, la amígdala,
el tálamo y el cerebro medio del hemisferio derecho que los asesinos
que lo habían planificado y que los sujetos control .

Aunque en estudios previos los déficit
prefrontales también se han observado en los esquizofrénicos,
los asesinos se diferencian de éstos en la extensión de la alteración
. De este modo, mientras que los esquizofrénicos muestran una reducción
del metabolismo de la glucosa en las regiones frontal y temporal y parietal
derechas durante la realización de una tarea atencional , los asesinos
muestran déficit específicos en el CPF, pero no en las regiones
temporales y parietales. Los resultados de los estudios de Raine et al plantean
una teoría prefrontal de la violencia, en la que los asesinos se caracterizarían
por una alteración prefrontal selectiva.

Integración de los resultados obtenidos
mediante técnicas de neuroimagen

Según la hipótesis de Raine
y Buchsbaum , los datos obtenidos podrían indicar que las alteraciones
en diferentes áreas cerebrales pueden predisponer a diferentes tipos
de delitos, ya que hay una tendencia a encontrar una relación entre las
alteraciones frontales y los agresores y violadores violentos, y entre las alteraciones
temporales y los agresores sexuales menos violentos, como pedófilos e
individuos que cometen incesto. Esta hipótesis, sin embargo, no explica
la totalidad de los datos, ya que hay estudios que han detectado alteraciones
temporales en violadores sexuales violentos. Por ello, se podría plantear
la existencia de un continuo en el que las alteraciones frontales y la violencia
"no sexual" estarían en un polo del mismo, y las alteraciones
temporales y las agresiones sexuales en el otro. La zona intermedia del mismo
estaría ocupada por diferentes grados de ambas alteraciones (temporales
y frontales), y una mezcla de ambas conductas (sexual y violenta). La psicopatía
se encontraría, además, en el polo de las alteraciones frontales
y la violencia.

Los estudios que han utilizado técnicas
de neuroimagen no están libres, sin embargo, de problemas metodológicos.
Por una parte, la muestra utilizada, ya que en ocasiones hay poca cooperación

por parte de los sujetos; en otras se ha trabajado
con muestras de reducido tamaño o de amplia heterogeneidad, y, además,
se han empleado grupos control que no son similares a los experimentales. Otro
aspecto importante es la técnica empleada, ya que hay una disociación
entre las técnicas estructurales y las funcionales y el uso combinado
de éstas es poco frecuente. También hay que tener en cuenta el
tipo de diseño experimental utilizado, ya que muchos son estudios de
casos y hay pocos estudios experimentales -la mayoría de ellos son correlacionales-.
Además, hay que considerar otros aspectos a la hora de elaborar conclusiones:

1. Los diversos tipos de agresión,
ya que los resultados apuntan hacia diferentes áreas cerebrales en función
de la premeditación o emocionalidad de la agresión infringida.

2. La aparición o no del sentimiento
de culpabilidad y del arrepentimiento.

3. Señalar que todos los datos de que
se dispone en el caso de psicópatas y asesinos provienen de sujetos que
en muchas ocasiones no han logrado completamente sus objetivos, ya que se les
ha detenido .

Lateralización cerebral y agresión

Según la teoría tradicional
de la lateralización, la violencia está determinada, en parte,
por daños cerebrales en el hemisferio izquierdo, concretamente por una
alteración frontotemporal-límbica

localizada en los córtex temporal y
frontal anterior y en la amígdala y el hipocampo . Una teoría
más reciente propone que los individuos violentos se lateralizan menos
para los procesos verbales, ya que se ha observado una disminución del
metabolismo de la glucosa en el cuerpo calloso de asesinos

. Los estudios de escucha dicótica
han puesto de manifiesto una menor lateralización de las funciones lingüísticas
en los psicópatas, ya que se encontró una asimetría auditiva
y visual reducida para el material lingüístico, donde los psicópatas
no presentaban la esperada ventaja del oído y ojo derecho sobre el izquierdo
Además, tal y como se ha señalado anteriormente, al comparar entre
asesinos impulsivos y los que actuaban con premeditación o sujetos controles,
los primeros mostraron mayor ratio metabólica en distintas regiones cerebrales
del hemisferio derecho .

Según la teoría de Geschwind
y Galaburda , la exposición prenatal a altos niveles de testosterona
puede llevar a que el crecimiento neural del hemisferio izquierdo sea más
lento, y produzca una dominancia del hemisferio derecho y un aumento de esta
forma la probabilidad de zurdera. La teoría de la menor lateralización
presuponía la existencia de un mayor número de zurdos, con una
representación bilateral del lenguaje, entre delincuentes y criminales
que en la población general. En uno de estos estudios se describió
una asociación entre el grado de zurdera y la gravedad del trastorno
de conducta. Ellis y Ames encontraron mayor número de zurdos en grupos
de delincuentes, pero otros estudios no han ratificado esta relación.

Entre estos últimos, se ha descrito
incluso un exceso de individuos agresivos con fuerte dominancia del hemisferio
derecho se ha encontrado un alto porcentaje de individuos ambidiestros entre
delincuentes.Recapitulando, hay que indicar que los resultados no han sidounánimes,
aunque se han descrito algunos problemas metodológicos marcados por diferencias
en la conceptualización de laagresión y la preferencia lateral,
y en los grupos control utilizados.

En un estudio más reciente se ha sugerido
la posibilidad de una mayor incidencia de conducta antisocial entre los zurdos.

Para verificar esta hipótesis se ha
evaluado la conducta antisocial de 694 hombres en la escuela superior mediante
siete indicadores de delincuencia: luchas, detenciones, suspensos, violación
de la

prohibición de fumar, amigos con problemas,
problemas con los profesores y faltas frecuentes a las clases. Los resultados
de su estudio indican que los zurdos eran más propensos a realizar esas

conductas, lo que interpretaron como evidencia
empírica indirecta de los efectos conductuales de la testosterona.

Papel del sistema nervioso autónomo

Desde 1940 se han realizado un gran número
de estudios sobre las variables psicofisiológicas relacionadas con la
conducta antisocial, delincuente, criminal, psicopática y violenta. A
modo de ejemplo, se describirán los principales hallazgos obtenidos en
la actividad electrodérmica (AED) y en la frecuencia cardíaca
(FC), ya que han sido las medidas del SNA más empleadas para estudiar
su relación con la conducta violenta en seres humanos.

Actividad electrodérmica

Muchos de los estudios sobre AED se han centrado
específicamente en psicópatas violentos. Los principales hallazgos
apuntan hacia una AED tónica reducida y una falta de respuestas inespecíficas,
y hacia una respuesta de orientación reducida ante la estimulación
en algunas muestras de sujetos como psicópatas, criminales e individuos
antisociales y esquizofrénicos. A modo de ejemplo, se señala el
estudio llevado a cabo por Damasio et al [66], en el que los psicópatas
con lesiones frontales mostraron una menor amplitud de respuesta electrodérmica
ante los estímulos socialmente significativos (dibujos sobre mutilaciones,
desastres sociales o desnudos). En los sujetos no violentos también se
ha observado un incremento de la activación simpática (tanto en
AED como en FC) tras la presentación de vídeos en los que aparecían
escenas violentas . Además, se ha descrito una respuesta reducida en
paradigmas de condicionamiento, ya que se ha observado un condicionamiento más
pobre en individuos antisociales (psicópatas, criminales, delincuentes
e individuos antisociales en general) que en los controles. Por otra parte,
hay también mayor tiempo de recuperación ante estímulos
aversivos, por lo que se ha sugerido que esta medida refleja una dimensión
de la apertura al ambiente externo, donde un tiempo de recuperación media
lento indicaría cerrarse a los estímulos ambientales y obviar
las cualidades aversivas de los castigos

Frecuencia cardíaca

La mayoría de los estudios con grupos
antisociales se centran más en la FC basal que en las respuestas cardíacas
a estímulos neutros o aversivos. Mientras que no se han encontrado efectos

significativos en psicópatas criminales
institucionalizados, los estudios con hombres y mujeres jóvenes no institucionalizados
han observado una menor FC basal en individuos agresivos, criminales

y antisociales. Estos resultados pueden interpretarse
de diversas formas:

1. Como un reflejo de falta de miedo condicionado
a agentes estresantes medios o moderados.

2. Como un reflejo de una baja activación
o de predominancia parasimpática.

3. Como una respuesta de afrontamiento vagal
pasiva ante la evaluación.

4. Como un reflejo del agrandamiento de los
ventrículos laterales del cerebro y la lesión de estructuras paraventriculares.

Esta última hipótesis necesita
un mayor apoyo empírico a través de estudios con RM, ya que los
realizados con TAC han mostrado resultados contradictorios

Respecto a la respuesta cardíaca, en
los estudios ya clásicos se describió una mayor aceleración
cardíaca anticipatoria ante estímulos aversivos de alta intensidad
en psicópatas, lo que se interpretó como un mecanismo muy eficiente
de afrontamiento activo en estos sujetos, que les lleva a "desentonar"
en los acontecimientos aversivos. Sin embargo, estos hallazgos no se han replicado
en otros trabajos, y se ha criticado el método empleado. Estudios posteriores
han puesto de manifiesto que una respuesta de orientación reducida en
FC a los 15 años podría predecir la comisión de un crimen
a los 24 años

Interpretación teórica de los
resultados obtenidos

Los resultados obtenidos en AED y FC se han
integrado desde dos conceptualizaciones teóricas. En primer lugar, se
ha considerado que los bajos niveles de activación en sujetos violentos
llevan a la búsqueda de estimulación compensatoria, por lo que
éstos se enfrentarían frecuentemente a situaciones de amenaza
y habituarían sus respuestas a esa clase de estímulos. A su vez,
la baja activación y la falta de respuesta anticipatoria de miedo ante
estímulos aversivos podría dar cuenta de la pobre condicionabilidad,
porque los estímulos incondicionados pueden percibirse como menos amenazantes.
Otra conceptualización parte de la idea de que la alteración frontal
puede subyacer a la respuesta electrodérmica de orientación y
a la conducta violenta y criminal.

En este sentido, se ha obtenido una correlación
positiva entre el número de respuestas de orientación y el área
del CPF -evaluada mediante RM- en sujetos no agresivos y entre una respuesta
de orientación reducida en AED y una baja actividad frontal -metabolismo
de la glucosa, evaluada mediante PET en esquizofrénicos . Además,
la baja activación también caracterizaría a los niños
con un temperamento desinhibido, que les predispondría a la delincuencia
juvenil y a la conducta agresiva adulta

En un estudio más reciente se ha observado
que los sujetos con trastorno de personalidad antisocial mostraban una disminución
de la FC y la AED en comparación con los controles sanos, los sujetos
drogodependientes -que abusaban de alcohol u otras drogas- y los sujetos con
trastorno psiquiátrico durante la realización de una tarea de
hablar en público consistente en la preparación y exposición
grabada de un discurso en el que los sujetos hablaban sobre sus propios defectos,
errores y fracasos. El agente estresante psicosocial no causó la respuesta
autónoma que se observa normalmente en la población general, lo
que indica el desequilibrio específico emocional de estos individuos.
Además, tras dividir a los sujetos con trastorno de personalidad antisocial
en dos grupos en función de la mediana del volumen de sustancia gris
prefrontal, los sujetos con menor volumen mostraron menor AED durante el la
situación de estrés psicosocial, pero no se encontraron diferencias
para la FC. :

– El CPF es parte de un circuito neural que
desempeña un papel central en el miedo condicionado y en la responsividad
al estrés.

– El CPF está implicado en la regulación
de la activación, cuyo déficit en personas antisociales se ha
entendido como facilitador de la búsqueda de estimulación.

– Los pacientes con daño prefrontal
no presentan respuestas autonómicas anticipatorias ante la elección
de opciones arriesgadas, y realizan elecciones inadecuadas incluso cuando son
conscientes de la opción más ventajosa, lo que contribuye a la
impulsividad, a la ruptura con las normas y las reglas y a la conducta imprudente
e irresponsable.de las bases biológicas de la violencia humana, que

intentan ofrecer una visión global
e integradora de los distintos factores que pueden contribuir al desarrollo
de la misma.

El primero de ellos indica que existen diferentes
vías por las cuales la alteración prefrontal puede contribuir
a la violencia.

Cuanto mayor es la alteración prefrontal,
mayor es la probabilidad de que varias de esas vías se activen, y cuantas
más vías se activen mayor será el riesgo de infligir actos
violentos. Se trata de un modelo heurístico, en el que la alteración
prefrontal puede repercutir en un mayor índice de actos violentos a través
de su influencia en diversos ámbitos: neurofisiológico, puesto
que conlleva una pérdida de la inhibición del CPF sobre estructuras
filogenéticamente anteriores; neuroconductual, ya que puede producir
cambios conductuales como comportamientos de riesgo, explosiones emocionales
y agresivas y conductas polémicas y controvertidas; de la personalidad,
ya que produce impulsividad, pérdida del autocontrol, inmadurez y un
juicio social pobre; social, debido a que produce un deterioro de las habilidades
sociales necesarias para formular soluciones no agresivas al conflicto, y cognitivo,
porque puede llevar a desarrollar un pensamiento divergente y un razonamiento
pobre .

Otro modelo explicativo propone que el circuito
neural compuesto de varias regiones del CPF, la amígdala, el hipocampo,
el hipotálamo, el córtex cingulado anterior y otras estructuras
interconectadas

está implicado en la regulación
de la emoción. Según los autores, las alteraciones funcionales
o estructurales en una o más de esas regiones o en las interconexiones
entre ellas, junto a las alteraciones de diversos neurotransmisores y neuromoduladores
y a diversos factores genéticos y hormonales, pueden incrementar la susceptibilidad
a la agresión impulsiva y a la violencia, pero no a la agresión
premeditada o instrumental .

La conceptualización actual de la agresión
y la violencia entiende que estas conductas podrían explicarse por una
interacción bidireccional con múltiples factores, entre los que
se encontrarían di Estudios ya clásicos también describieron
resultados positivos en personasresonancia magnética estructural en una
muestra de 21 pacientes psicopáticos, encontraron que mostraban una reducción
del 11% de la sustancia gris de la corteza prefrontal, sin que hubiera ninguna
otra lesión cerebral. Por tanto, sugirieron que esta deficiencia estructural
prefrontal podría estar en la base del bajo arousal, pobre condicionamiento
al miedo, falta de conciencia y los problemas de autocontrol que caracterizan
a la conducta antisocial y psicopática. La causa de esta reducción
es incierta, aunque los autores sostienen que esta reducción es, al menos
en parte, congénita, antes que deberse a factores ambientales como abuso
o malos tratos de los padres.

Por consiguiente, las personas con ciertas
formas congénitas de disfunción cerebral podrían estar
particularmente predispuestas a comportamiento antisocial . resonancia magnética
funcional (RMf) comienzan a dar pistas sobre los factores neurobiológicos
correlacionados con la psicopatía. Así, Liddle et al encontraron
que la inhibición de la respuesta en los no psicópatas se asociaba
a incrementos de la actividad frontal dorsolateral.

Sin embargo, en los psicópatas no hubo
un incremento significativo de actividad cortical durante la inhibición
de respuesta.

Aunque el test era sencillo y los psicópatas
lo ejecutaban bien, los autores consideraron que cabía la posibilidad
de que los resultados empeoraran a medida que las tareas se ajustaran a las
demandas de la vida real, donde el entorno que permite inhibir determinados
contextos lesivos para uno mismo o para los demás suele tener una alta
carga emocional. La inhibición de la respuesta implica la integración
y cooperación activa de muchas regiones, incluyendo la corteza frontal,
ventromedial y dorsolateral. Al respecto, estos autores sugieren que las conexiones
entre la corteza prefrontal ventromedial y las regiones laterales contribuyen
a la toma de decisiones. Influyen, por ejemplo, en la modulación de la
respuesta, en la planificación del comportamiento y en la atención.
la ejecución de las respuestas adecuadas y la inhibición de las
respuestas inadecuadas reside en las regiones prefrontales ventromedial y dorsolateral.
La primera región es fundamental en el comportamiento adaptativo desde
el punto de vista de la selección natural y en él se incluyen
decisiones de tipo emocional, mientras que la segunda es la encargada de reflexionar
en la toma de decisiones y las acciones que se derivan de ellas. Por tanto,
podría extraerse la conclusión de que el comportamiento desinhibido
de los psicópatas se relaciona con una disfunción en la corteza
frontal ventromedial (integración cognitivoafectiva) y en la corteza
frontal dorsolateral (inhibición de la respuesta) o con una comunicación
ineficaz entre éstas y otras regiones del cerebro. En cierta forma, podría
considerarse que los psicópatas sufren dificultades para conectar las
áreas cerebrales cognitivas y emocionales. En una reciente investigación
se ha encontrado, mediante RMf, que un grupo de adolescentes con rasgos psicopáticos,
a quienes se les presentaba una tarea de reversión de aprendizaje, mostraba
una mayor actividad en la corteza prefrontal ventromedial durante ensayos erróneos
en los que recibían castigo . psicópatas tienden a mostrar una
tasa de funcionamiento reducido en las regiones izquierdas y mayor en las regiones
derechas de la amígdala, el hipocampo y el tálamo. Reiteradamente
se ha venido asociando la amígdala con el comportamiento agresivo, tanto
en animales como en seres humanos. La amígdala se integra en una red
neural clave para procesar la información socialmente relevante y funciona
en paralelo al sistema de reconocimiento de objetos del hipocampo.

La perturbación de este sistema podría,
en parte, relacionarse conel comportamiento socialmente inadecuado que muestran
algunos individuos violentos, así como su incapacidad de reconocer y
evaluar correctamente ciertos estímulos sociales que pueden dar lugar
a conflictos. La amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal se integran
en el sistema límbico, que gobierna la expresión de las emociones,
a la vez que el tálamo transmite inputs desde las estructuras subcorticales
límbicas hasta la corteza prefrontal. Asimismo, el hipocampo, la amígdala
y el tálamo son de gran importancia para el aprendizaje, la memoria y
la atención. Anormalidades en su funcionamiento pueden relacionarse tanto
con las deficiencias a la hora de dar respuestas condicionadas al miedo como
con la incapacidad de aprender de la experiencia, deficiencias éstas
que caracterizan a los delincuentes violentos

Raine et al llevaron a cabo un estudio en
el que dividieron a un grupo de asesinos en dos: depredadores y afectivos depredadoresLos
primeros son asesinos controlados que tienden a planificarsu crimen, que carecen
de afecto y que lo más probable es queataquen a un extraño.Por
el contrario, los asesinos afectivos actúande forma mucho menos planificada
y bajo una emoción muy intensa, y lo hacen principalmente en el hogar

Los autores encontraron que la corteza prefrontal
de los asesinos afectivos presentaba tasas de actividad bajas. Por otra parte,
los asesinos depredadores tenían un funcionamiento prefrontal relativamente
bueno, lo que corrobora la hipótesis de que una corteza prefrontal intacta
les permite mantener bajo control su comportamiento, adecuándolo a sus
fines criminales. Ambos grupos se caracterizan porque presentan mayores tasas
de actividad en la subcorteza derecha (definida como el cerebro medio, la amígdala,
el hipocampo y el tálamo) que los del grupo control. Por esta mayor actividad
subcortical, los asesinos de uno y otro grupo pueden ser más proclives
a comportarse agresivamente, pero los depredadores tienen un funcionamiento
prefrontal lo bastante bueno como para regular sus impulsos agresivos, manipulando
a otros para alcanzar sus propias metas . Los estados somáticos se yuxtaponen
en el procesamiento de un escenario cognitivo y ayudan a escoger una opción
de acción, activando la memoria de trabajo y sesgando la representación
de los resultados posibles. Pues bien, estas señales que provienen de
la homeostasis biológica se denominan, neuropsicológico que, aplicado
a la conducta psicopática, proporciona una potente integración
de factores motivacionales, afectivos y de procesamiento de la información.
HIPÓTESIS DE LAS NEURONAS ESPEJOlóbulo de la ínsula, que
se encuentra en el fondo de la cisura lateral o de Silvio, tendría un
papel clave en el reconocimiento de las emociones de uno mismo y de los demás.

A semejanza de los circuitos neuronales, que
almacenan recuerdos específicos, estos conjuntos de neuronas espejo parecen
codificar patrones o moldes de acciones específicas. Tal propiedad permitiría
no sólo realizar movimientos básicos que no sean fruto de reflexión
alguna, sino, además, comprender sin necesidad de razonamientos esos
mismos actos observados en otra persona. La ínsula representa la zona
cortical primaria para la exterocepción química (olfato y gusto)
y también para la interocepción, es decir, la recepción
de las señales relativas a los estados internos del cuerpo .

Hutchison et al registraron la actividad de
determinadas neuronas en varios pacientes que, por razones terapéuticas,
tenían que someterse a una intervención de ablación parcial
de la corteza del cíngulo. Resultó que en la región anterior
de esta corteza había neuronas que respondían tanto a la aplicación
de estímulos dolorosos a la mano del paciente como a la observación
de los mismos estímulos referidos a otros individuos. Más recientemente,
Singer et al llevaron a cabo un experimento de RMf en el que se probaban dos
situaciones: en la primera, los sujetos recibían un electroshock doloroso
mediante electrodos puestos en la mano, mientras que en la segunda veían
la mano de un ser querido a la que se habían aplicado los mismos electrodos.

A estos sujetos se les decía que las
personas observadas habían padecido el mismo procedimiento que el que
acababan de experimentar ellos mismos. Se ha constatado que, en ambas situaciones
experimentales, se activaban sectores de la ínsula anterior y de la corteza
cingulada anterior, lo que demuestra que no sólo la percepción
directa del sufrimiento, sino también su evocación, se dan mediante
un mecanismo espejo. los humanos captamos emociones, al menos emociones negativas
intensas, a través de un mecanismo directo de cartografiado en el que
intervienen partes del cerebro que generan respuestas motoras viscerales.

Por tanto, no es difícil apreciar las
ventajas evolutivas (de supervivencia) de un mecanismo basado en neuronas espejo
que fija las acciones motoras esenciales dentro de una red motora semántica
de mayor extensión, por una razón poderosa: facilita la interpretación
directa e inmediata de las conductas ajenas sin necesidad de procesos cognitivos
complejos. En la vida social, la interpretación correcta de las emociones
de los demás reviste importancia; de hecho, la emoción suele ser
un elemento contextual clave que señala el propósito de un acto
. Damasio, según el cual tanto el hecho de sentir una emoción
en primera persona como de reconocer otra ajena dependerían de la implicación
de las zonas de la corteza somatosensorial y de la ínsula. La observación
de caras ajenas que expresan una emoción determinaría una activación
de las neuronas espejo de la corteza premotora. Éstas enviarían
a las zonas somatosensoriales y a la ínsula una copia de su patrón
de activación, parecida a la que envían cuando es el observador
quien vive dicha emoción.

La resultante activación de las zonas
sensoriales, análoga a la que se daría cuando el observador expresa
espontáneamente dicha emoción, estaría en la base de la
comprensión de las reacciones emotivas de los demás . las zonas
visuales que describen las caras o los cuerpos que expresan una emoción
llegan directamente a la ínsula, donde activan un mecanismo espejo autónomo
y específico, capaz de codificarlas inmediatamente en sus correspondientes
formatos emotivos. La ínsula es el centro de este mecanismo espejo en
cuanto que no constituye sólo la región cortical en la que se
representan los estados internos del cuerpo, sino que además constituye
un centro de integración visceromotora cuya activación provoca
la transformación de los inputs sensoriales en viscerales. De manera
coherente con este planteamiento podrían interpretarse los resultados
de un artículo publicado recientemente en el que se ha encontrado que
el polimorfismo del gen CREB1 se relaciona con alteraciones de la activación
de la región izquierda de la ínsula ante la exposiexposición
de expresiones faciales de ira .Los resultados de Singer et al [58] muestran
que son tales reacciones las que cualifican tanto las respuestas emotivas de
lossujetos examinados como sus percepciones de las respuestas emotivas ajenas.
Esto no significa que sin la ínsula nuestro cerebrono esté en
condiciones de discriminar las emociones ajenas,pero, citando a William James
, estas últimas se verían en dicho caso reducidas a "una
percepción solamente cognitiva, pálida, fría, despojada
de todo color emotivo". Semejante color emotivo depende, en efecto, de
la acción de compartir las respuestas visceromotoras que contribuyen
a definir las emociones.

La empatía es la capacidad de sentir
la misma emoción de dolor y estremecimiento desde la misma perspectiva
de la persona sufriente. Ahora bien, para experimentar la empatía no
basta compartir la perspectiva del otro, es decir, ser capaz de ponerse en su
imaginación ante el hecho que le afecta, sino que requiere preocupación
cierta ante su propio dolor. Los psicópatas son capaces de imaginarse
lo que la otra persona piensa y siente ante la situación, pero en ellos
ésta es un arma de manipulación: si es capaz de anticipar lo que
imaginará y sentirá el otro, el psicópata podrá
generar una trama más perfecta para la manipulación y explotación
de la víctima. La empatía exige una comunidad de sentimientos:
el sujeto que muestra empatía es capaz de sentir que tiene delante a
un ser humano que está sintiendo cosas, y él es capaz de sentir
esas mismas cosas [69]. Pues bien, la empatía es el inhibidor más
potente que se conoce contra la violencia y la crueldad. De esta forma, las
neuronas espejo podrían estar en la base de la empatía y presentar
algún tipo de alteración en los psicópatas Los datos apuntan
a la afectación del lóbulo frontal y de la amígdala, y
se observa una reducción del volumen de la corteza prefrontal y cambios
en componentes del sistema límbico involucrados en el procesamiento emocional.

Las funciones ejecutivas integran procesos
cognitivos y emocionales, y correlacionan las lesiones prefrontales con alteraciones
en la toma de decisiones y la expresión emocional. Recientemente

se ha comprobado mediante metaanálisis
la relación entre el comportamiento antisocial y problemas en tareas
que requieren la participación de las funciones ejecutivas. De esta manera,
los psicópatas son un claro ejemplo de la relación entre cognición
y emoción. Su peculiar procesamiento emocional se acompaña de
manifestaciones disjecutivas.

La conexión entre disfunción
del lóbulo frontal y comportamiento antisocial plantea una importante
cuestión forense. En un sentido legal, un paciente "frontal"
puede estar capacitado para someterse a juicio, puesto que puede entender los
procesos judiciales. De forma retórica también puede distinguir
lo correcto de lo erróneo, y respondería correctamente a las preguntas
sobre qué acciones son aceptables y cuáles no lo son. Con toda
probabilidad, el paciente habría dispuesto de este conocimiento en una
forma simbólica incluso en el momento del crimen.

Por consiguiente, una defensa que alegara
enajenación mental no sería aplicable desde un punto de vista
convencional.

Sin embargo, el daño frontal habría
interferido en su capacidad de traducir ese conocimiento en una acción
socialmente aceptable.

Aunque se conozca la diferencia entre lo correcto
y lo erróneo, este conocimiento no puede traducirse en inhibiciones efectivas.
En consecuencia, Goldberg [3] plantea un nuevo constructo legal de "incapacidad
de guiar el comportamiento propio pese a la disponibilidad del conocimiento
requerido" para recoger la relación peculiar entre la disfunción
del lóbulo frontal y la potencialidad para el comportamiento criminal.
Los estudios de trastornos del lóbulo frontal reúnen bajo el mismo
foco la neuropsicología, la ética y la ley. A medida que la profesión
legal se ilustre más sobre el funcionamiento del cerebro, la defensa
basada en el lóbulo frontal puede surgir como una estrategia legal junto
a la defensa por enajenación mental . Esta propuesta es congruente con
los planteamientos de Raine y Sanmartín: la conducta criminal debe tratarse
como una enfermedad clínica .

Sin embargo, junto con diversos autores consideramos
que el psicópata es plenamente responsable ante la justicia porque aunque
presentara disfunciones en su sistema nervioso, no lo obligarían a ser
violento ni criminal. Solamente facilitarían la conformación de
patrones de personalidad psicopáticos a lo largo del desarrollo del sujeto
a través de su historia de aprendizaje. En consecuencia, reconocemos
el reto de la investigación en psicopatología y neuropsicología
forense para seguir estudiando la relación entre cognición y emoción
en la personalidad psicopática y acumulando evidencias que especifiquen
los supuestos concretos en que estos sujetos puedan considerarse con menor culpabilidad
LEGAL.

Resumen

Las enfermedades mentales son un desafío
,lo son más aun los trastornos de personalidad y el psicópata
casi como una entidad aparte para la justicia y los médicos psiquiatras
,con el advenimiento de la resonancia magnética nuclear ,la Resonancia
Funcional ,el Spect Cerebral ,el PET cerebral y sobre todo las Tracto grafías
cerebrales que nos permiten ver las alteraciones estructurales axonales de comunicación
es todo un desafío ,se intenta describir algunos de los datos más
relevantes de la actualidad de estas técnicas fundamentalmente en el
psicópata Muchos de los estudios sobre AED se han centrado específicamente
en psicópatas violentos. Los principales hallazgos apuntan hacia una
AED tónica reducida y una falta de respuestas inespecíficas, y
hacia una respuesta de orientación reducida ante la estimulación
en algunas muestras de sujetos como psicópatas, criminales e individuos
antisociales y esquizofrénicos. A modo de ejemplo, se señala el
estudio llevado a cabo por Damasio et al [66], en el que los psicópatas
con lesiones frontales mostraron una menor amplitud de respuesta electrodérmica
ante los estímulos socialmente significativos (dibujos sobre mutilaciones,
desastres sociales o desnudos). En los sujetos no violentos también se
ha observado un incremento de la activación simpática (tanto en
AED como en FC) tras la presentación de vídeos en losque aparecían
escenas violentas . Los anancasticos, los asténicos, los depresivos tienen
escasa conducta peligrosa Los desanimados, los paranoides, abúlicos,
hipertimicos, tienen mayor peligrosidad .el delito sexual es el más común
en los cometidos por la personalidad psicopática y es típico su
característica de exhibicionismo. Los rasgos anormales de la personalidad
se observan desde la infancia

La vinculación de la psicopatía
a una anormalidad específica del cerebro podría tener implicaciones
clínicas, legales y científicos significativos. Las teorías
sobre las bases neurobiológicas del trastorno por lo general proponen
disfunción en un circuito que involucra la corteza pre frontal ventromedial
(CPFVM para probar directamente si la psicopatía de hecho puede estar
asociada con cualquier anormalidad estructural o funcional dentro de esta área
del cerebro Utilizando imágenes de tensor de difusión, se muestra
que la psicopatía, se asocia con una reducción de la integridad
estructural en el fascículo uncinado a derecha, que es la conexión
más importante principal entre la sustancia blanca CPFVM y anterior del
lóbulo temporal. Fascículo uncinatus que une lóbulo temporal
y frontal ,en circulo rojo pequeño la amígdala y en circulo verde
grande corteza cingular posterior ,véase como se comunican la corteza
prefreontal la amígdala y esta ultima a rea descripta . Utilizando imágenes
de resonancia magnética funcional, se muestra que la psicopatía
se asocia con la conectividad funcional reducida entre CPFVM y la amígdala,
así como entre CPFVM y la corteza parietal medial. En conjunto, estos
datos convergen para implicar a la conectividad CPFVM disminuida como un rasgo
característico de la psicopatía neurobiológico.

Discusión

todas esta caracteristicas encontradas con
los metodos modernos fundamentalmente las tratografia que si bien son estructuras
,fibras pero su anormalidad estaria correlacionada con la clinica del individuo
por su funcion que desempeña ,ahora esto actulmente creo que no alcanza
para poder determinar si un individuo casi normal como un psicopata tendria
que ser imputable ,la carcel lo empeora y los sistemas institucionales en argentina
no estan para realizar yo intentar vuna ,diria yo mas que rehabilitacion ,un
moldeado como minimo ,acordemonos que el psicopata tien ese termino tan bien
encontrado como anestesia moral .

Conclusiones

múltiples factores, entre los que
se encontrarían diversas hormonas, factores ambientales y genéticos,
distintos neurotransmisores y otras sustancias, y un complejo sistema neural.

Los estudios en animales han aportado mucha
información sobre las principales estructuras neuroanatómicas
implicadas en la agresión, entre las que se encuentran el mesencéfalo,
el hipotálamo, la amígdala y el sistema límbico, otras
estructuras subcorticales y la corteza cerebral. Sin embargo, hay que considerar
que las áreas implicadas pueden variar en función de diversas
variables, como la especie estudiada y el tipo de agresión.

Las primeras aproximaciones al estudio de
la agresión y la violencia en los seres humanos han establecido que,
en general, existe coincidencia con la investigación animal. A lo largo
de varias décadas se han obtenido múltiples datos de los estudios
de estimulación y lesión cerebral, de pacientes con tumores cerebrales
y/o con EEG anómalo, de las consecuencias de diversas enfermedades infecciosas
y de otras alteraciones.

El desarrollo de las técnicas de neuroimagen
ha supuesto un importante avance en el estudio de la agresión y la violencia
humana, ya que ha permitido evaluar de forma directa diversas alteraciones,
estructurales y funcionales, relacionadas. Recapitulando la información
procedente de estudios que han utilizado RM, TAC, PET y SPECT, junto con los
datos obtenidos mediante EEG y tests neuropsicológicos, se puede afirmar
que se han encontrado diversas anomalías estructurales y funcionales
en los lóbulos temporales y frontales de distintas muestras de sujetos
violentos. Además, se ha planteado la posibilidad de que diversos tipos
de agresión se relacionarían con distintas estructuras cerebrales,
de modo que se vinculan más la violencia "no sexual" y la psicopatía
a las alteraciones frontales, y la agresión sexual a las temporales.
Por otra parte, se ha sugerido que podría haber mayor incidencia de conducta
antisocial entre los individuos zurdos y que los individuos violentos podrían
lateralizarse menos para los procesos verbales.

Las variables psicofisiológicas más
estudiadas para medir la activación y/o la respuesta del SNA en distintas
muestras de sujetos agresivos han sido la AED y la FC. Desde 1940, se han llevado
a cabo un gran número de estudios que han indicado, en el caso de la
AED, la existencia de un nivel tónico reducido, una falta de respuestas
inespecíficas y una respuesta reducida ante la estimulación. En
el caso de la FC se ha descrito una menor frecuencia basal en individuos agresivos,
criminales y antisociales no institucionalizados, y una respuesta cardíaca
reducida ante diversos estímulos en las investigaciones más actuales.

Todos estos hallazgos se han interpretado
desde diversas conceptualizaciones teóricas.

Se han propuesto diversos modelos teóricos
que tratarían de explicar la violencia humana. Entre ellos, destaca el
de Raine y Buchsbaum , según el cual la alteración frontal es
la base de la agresión y la violencia, que incide sobre estas conductas
a través de diferentes vías. Cuanto mayor número de vías
se activen, mayor será la probabilidad de llevar a cabo acciones violentas.

Otro modelo es el presentado por Davidson
et al , que establece que las alteraciones funcionales o estructurales en diversas
áreas cerebrales o en sus interconexiones, junto a otros factores de
diversa índole, disminuirían el umbral para la agresión
impulsiva, pero no para la premeditada,seria interesante poder pensar en el
futuro con los metodos de imágenes nuevos las distintas posibilidades
que nos encontrariamos como si un sujeto sea imputable o no .

Bibliografía

1) Gisbert Calabuig ,Medicina Legal y toxicológica
,6ta edición Masson 1157 -1191.

2 )M.A. Alcázar-Córcoles
a,b, A. Verdejo-García c, J.C. Bouso-Saiz.
La neuropsicología
forense ante el reto de la relación,Entre cognición y emoción
en la psicopatía REV NEUROL 2008; 47 (11): 607-612.

3) (66). Damasio AR. En busca de Spinoza:
neurobiología de la emoción y los

sentimientos. Barcelona: Crítica; 2005

4) Erin D. Bigler a,b,* A motion
to exclude and the "fixed" versus "flexible" battery

in "forensic" neuropsychology: Challenges
tothe practice of clinical neuropsychology. Archives of Clinical Neuropsychology
22 (2007) 45-51.

MONOGRAFÍA PARA LA CARRERA DE:

MÉDICO ESPECIALISTA UNIVERSITARIO
EN MEDICINA LEGAL

 

 

 

Autor:

Salvatore Enrique Mauricio

Universidad de Buenos Aires

Facultad de Medicina

Carrera de Médico Especialista Universitario
en Medicina Legal

Monografía Final de la Carrera

Docente: Prof. Dr. Carlos Camilo Castrillón

Año: 2014

Partes: 1, 2
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